Cómo reducir el exceso de cloro en la piscina

Cómo reducir el exceso de cloro en la piscina

El mantenimiento del agua de nuestra piscina requiere mantener un delicado equilibrio químico. Tener demasiado cloro en el agua es un problema común que puede afectar tanto la comodidad de los bañistas como la salud de la piscina. A continuación, te explicamos por qué un nivel de cloro demasiado alto resulta problemático y describimos métodos efectivos para reducir el cloro de nuestra piscina  cuando se ha excedido, combinando soluciones naturales, químicas y preventivas. El objetivo es devolver el agua a parámetros seguros (normalmente alrededor de 1–3 ppm de cloro libre) para disfrutar de un baño agradable sin riesgos.

¿Por qué es un problema el cloro demasiado alto?

Un nivel de cloro por encima del rango recomendado (usualmente más de 3 ppm en una piscina doméstica, o >5 ppm en algunos casos) puede generar varios inconvenientes:

  • Irritación en personas: Un exceso de cloro puede causar ojos rojos, piel reseca, picor en la nariz y garganta, e incluso dificultades respiratorias en personas sensibles. Aunque el cloro es necesario para eliminar gérmenes, en concentraciones altas se vuelve agresivo con nuestro cuerpo. El característico olor fuerte a “piscina” no proviene del cloro puro, sino de las cloraminas – compuestos que surgen cuando el cloro reacciona con el sudor, orina u orgánicos. Estas cloraminas son las responsables del olor intenso y de gran parte de la irritación; paradójicamente, un olor muy fuerte puede indicar que falta cloro libre (porque se ha consumido formando cloraminas) o que se acumuló tras una sobrecloración inicial. En cualquier caso, hay que medir para distinguirlo.

  • Daños en el equipo y la piscina: Un agua con cloro excedido es más corrosiva y oxidante. Con el tiempo puede decolorar y deteriorar el liner (revestimiento de vinilo) de la piscina, hacer que plásticos y juntas se vuelvan frágiles, corroer elementos metálicos (escaleras, tornillos, boquillas) e incluso dañar cobertores. También la ropa de baño de los usuarios se decolora o estropea antes si el cloro está muy alto constantemente. Cuidar la química del agua protege la inversión que has hecho en tu piscina.

  • Ineficacia del tratamiento: Parece contradictorio, pero demasiado cloro puede ser contraproducente. Si el nivel de pH se ve afectado (el cloro en exceso a veces acidifica el agua), las condiciones pueden salir del rango óptimo y el cloro pierde efectividad como desinfectante. Además, en presencia de estabilizador (ácido cianúrico) por encima de lo aconsejado, el cloro libre disponible se reduce drásticamente aunque midas un total alto. Esto significa que podrías tener un valor total alto pero un cloro útil bajo, con riesgo de algas pese al “sobrecloro”. En resumen, más no siempre es mejor: el cloro funciona bien dentro de ciertos parámetros.

Mantener el cloro en su rango ideal (usualmente 1–3 ppm de cloro libre activo en piscinas privadas, ligeramente más en piscinas climatizadas o de mucho uso) garantiza desinfección sin efectos negativos. Ahora veamos cómo bajar el nivel de cloro cuando te has excedido en la dosis o tras un tratamiento de choque fuerte.

Métodos naturales para bajar el nivel de cloro

Antes de recurrir a químicos neutralizantes, es recomendable probar acciones sencillas y naturales que favorecen la disipación del cloro. Estas soluciones aprovechan procesos físicos para reducir la concentración:

  • Detén la adición de cloro inmediatamente: Suena obvio, pero es el primer paso crucial. Si tienes un clorador salino, reduce su producción al mínimo o apágalo temporalmente. Si usas un dosificador flotante con tabletas, retíralo del agua. Y por supuesto, no agregues más cloro granulado o líquido hasta nuevo aviso. Al cortar la fuente, el cloro existente comenzará a consumirse solo. Es importante supervisar porque si tu piscina tenía un nivel solo moderadamente alto, en un par de días podría volver a la normalidad y no querrás que entonces quede sin desinfectante.

  • Destapa la piscina y aprovecha el sol: La luz solar directa es uno de los neutralizantes de cloro más eficientes y naturales. Los rayos UV degradan el hipoclorito (cloro libre) convirtiéndolo en gas de cloro que se evapora. Para acelerar esto, mantén la piscina descubierta durante el día. En condiciones de sol intenso, se estima que entre 2 y 4 horas de sol pueden destruir una gran porción del cloro residual (incluso más de la mitad del exceso). Puedes dejar la filtración en marcha para que el agua circule y toda pase por la superficie expuesta. Nota: Si tu agua contiene ácido isocianúrico (estabilizador de cloro), el proceso será más lento porque dicha sustancia protege al cloro de los rayos UV. Aun así, con suficiente tiempo de sol notarás descenso en los niveles.

  • Incrementa la temperatura del agua: Si cuentas con un calentador o es posible subir la temperatura (por ejemplo, en una piscina climatizada o spa), hacerlo puede ayudar a reducir el cloro más rápido. El agua más caliente acelera las reacciones químicas y la evaporación. Además, a temperaturas altas proliferan más microorganismos benignos que consumen cloro. No se trata de “hervir” la piscina, pero elevarla unos grados por encima de lo normal durante un corto periodo puede dar ese empujón para gastar cloro. Eso sí, vigila constantemente el nivel durante este proceso para no quedarte sin desinfectante efectivo. En piscinas exteriores en verano, simplemente el calor ambiental ya contribuirá a que el cloro se degrade un poco más rápido, algo a tener en cuenta.

  • Usa la piscina (con precaución): Si el nivel de cloro está apenas por encima de lo ideal pero no en zona peligrosa (digamos 3–5 ppm de cloro libre), bañarse en la piscina puede ayudar a bajarlo. El uso normal introduce sudor, cremas solares, cabello, etc., que representan materia orgánica contra la cual el cloro reacciona y se consume. Obviamente no vas a invitar gente a nadar si el cloro está altísimo (más de ~5 ppm) porque les irritará; pero si solo está ligeramente elevado, un chapuzón colectivo “gasta” un poco de cloro y te permite disfrutar la piscina a la vez. Siempre dúchense después de salir para quitar el agua clorada de la piel, especialmente si notan olor. Y nuevamente, este consejo solo aplica a excedentes mínimos, no a casos de sobrecloración severa.

  • Espera y filtra: La solución más simple, si no tienes prisa, es dejar que el tiempo haga su trabajo. El cloro, por su naturaleza, se va evaporando y degradando por sí solo. Cada día sin añadir más cloro verá una reducción gradual. Mantén el sistema de filtración funcionando las horas habituales (o incluso de forma continua) para que el agua circule y el cloro se distribuya uniformemente mientras decae. Dependiendo de cuánto más alto esté del nivel normal, puede tardar desde unas horas hasta varios días en volver a rangos seguros. Ten paciencia y realiza mediciones diarias; cuando el cloro vuelva al rango aconsejado, retoma el mantenimiento habitual.

Estos métodos naturales no introducen nada extraño al agua y evitan químicos adicionales. Sin embargo, si necesitas resultados más rápidos o el nivel está peligrosamente alto, habrá que optar por métodos químicos o intervenciones directas que explicamos a continuación.

Dilución del agua: reemplazar una parte del volumen

Una manera efectiva de bajar la concentración de cloro (y de cualquier químico) es diluir el agua de la piscina con agua fresca. Básicamente se trata de quitar agua con mucha concentración y añadir agua nueva sin cloro:

  • Vaciado parcial de la piscina: Puedes bajar el nivel de la piscina aproximadamente entre un 15% y un 30% (incluso hasta la mitad, dependiendo de la severidad del exceso) y luego rellenar con agua de red o de pozo que no tenga cloro. Esta mezcla reducirá proporcionalmente la concentración de cloro. Por ejemplo, si tu piscina está a 10 ppm y reemplazas la mitad del agua, en teoría podrías quedar cerca de 5 ppm, a falta de ajustar detalles. Es importante no vaciar nunca toda la piscina a menos que sea absolutamente necesario; las piscinas con liner vinílico o de fibra pueden sufrir daños si se quedan vacías, y en general se pierde todo el equilibrio químico logrando quizás un efecto rebote después.

  • Aprovecha la purga del filtro: Una forma práctica de retirar agua es mediante el lavado del filtro (backwash) o purgas de mantenimiento. Cuando hagas un lavado de filtro de arena o limpiafondos a desagüe, estarás expulsando agua de la piscina. Haz un backwash prolongado para bajar unos centímetros el nivel de agua, y luego repón con agua nueva. Así consigues dos beneficios: limpias el sistema de filtración (eliminando suciedad acumulada) y bajas el nivel de cloro al rellenar.

  • Ten en cuenta otros parámetros: La dilución afectará también el pH, la alcalinidad y la dureza del agua, porque el agua nueva tendrá sus propias características (a menudo pH neutro o ligeramente alto, cierta alcalinidad, etc.). Por eso, tras completar la maniobra de vaciar y llenar, es imprescindible medir nuevamente no solo el cloro, sino todos los parámetros de equilibrio. Seguramente debas ajustar un poco el pH (con incrementador o reductor) y verificar si la alcalinidad y dureza siguen en rango. También, si usabas estabilizador (ácido cianúrico), habrás reducido su concentración, lo cual puede ser bueno si estaba acumulado en exceso.

  • Evita desperdiciar agua excesivamente clorada: Si vas a tirar agua al drenaje o al jardín, procura que el cloro no esté altísimo o neutralízalo antes de desechar. Grandes volúmenes de agua súper clorada pueden dañar las plantas o la vida acuática si van al alcantarillado. Lo ideal, como mencionamos, es no sacar más de la necesaria y siempre reponer dentro de la piscina para que ese cloro remanente se diluya allí mismo.

La dilución es un método simple en concepto pero con costes: consume agua (que puede tener coste económico o medioambiental) y requiere reequilibrar luego. Aun así, es de las técnicas más seguras para casos extremos, pues básicamente estás quitando parte del problema físicamente.

Uso de productos químicos neutralizadores de cloro

Cuando se necesita reducir rápidamente el cloro porque, por ejemplo, quieres utilizar la piscina pronto y los niveles siguen altos, puedes recurrir a químicos específicos diseñados para neutralizar el cloro. Estos productos reaccionan con el cloro libre del agua y lo anulan en poco tiempo. Veamos los más comunes y cómo usarlos correctamente:

  • Tiosulfato de sodio (neutralizador de cloro): Es el producto estrella para estos casos. El tiosulfato sódico viene en forma de cristales o polvo, y al adicionarlo al agua reacciona con el cloro convirtiéndolo en compuestos inocuos, reduciendo así su concentración. ¿Cómo usarlo? Siempre sigue las indicaciones del fabricante en cuanto a dosificación. Como referencia general, se suele dosificar del orden de 5 gramos de tiosulfato pentahidratado por cada 1.000 litros para reducir ~1 ppm (esta proporción puede variar según pureza, por eso es vital leer la etiqueta). Es preferible ir agregando de a poco: añade quizás la mitad de la dosis recomendada para el volumen de tu piscina, espera unos 30 minutos con filtración en marcha y vuelve a medir el cloro. Si aún está alto, añade un poco más. Más vale corregir en varios pasos que pasarse de neutralizador, porque si eliminas demasiado cloro podrías tener que re-clorar luego urgentemente. Recuerda que mientras quede cualquier resto de cloro libre, el tiosulfato seguirá actuando hasta consumirlo; de ahí la facilidad de pasarse de la raya si uno echa de más.

  • Precaución con el pH: La reacción del tiosulfato con el cloro tiende a bajar el pH del agua (la deja más ácida). Por eso, después de usar este neutralizante, es imprescindible medir el pH. Si el pH cayó por debajo del rango ideal (~7.2–7.6), deberás corregirlo añadiendo un elevador de pH (carbonato sódico o bicarbonato, según la alcalinidad también) antes de permitir el baño. Muchos neutralizadores comerciales incluyen tampones para no afectar tanto el pH, pero nunca está de más comprobar.

  • Agua oxigenada para piscinas (peróxido de hidrógeno): Otro neutralizador efectivo es el oxígeno activo líquido, que básicamente es peróxido de hidrógeno formulado a alta concentración especial para piscinas. Este químico oxida el cloro rápidamente, liberando oxígeno gaseoso (por eso suelen verse burbujas en el agua al echarlo). La ventaja del peróxido es que, si se dosifica bien, también ayuda a eliminar cloraminas y no deja residuos a largo plazo (se descompone en agua y oxígeno). La desventaja es que funciona mejor con pH alcalino. Para usarlo correctamente: ajusta el pH del agua hacia ~7.5 antes de aplicarlo, sigue la dosis recomendada para la cantidad de cloro a eliminar, y reparte la dosis en varios puntos de la piscina con la depuradora encendida. Espera unos 15-30 minutos y mide de nuevo. El peróxido puede elevar temporalmente el nivel de oxígeno disuelto, pero eso no es dañino para el baño. Al igual que con el tiosulfato, es mejor quedarse corto que excederse – si pones de más, podrías neutralizar todo el cloro y luego tener que re-clorar.

  • Neutralizadores comerciales multiuso: En el mercado existen productos neutralizantes de cloro (y a veces también de bromo) que vienen preparados para simplemente disolver en agua. Suelen estar basados en tiosulfato u otras sales, a veces combinados con sustancias que minimizan el impacto en pH. La comodidad es que traen instrucciones claras: por ejemplo “X gramos bajan Y ppm en Z m³”. Úsalos según el manual, distribuye bien la dosis por el perímetro de la piscina, y filtra durante al menos una hora para que se mezcle homogéneamente. Recuerda medir después de un tiempo; si aún hay cloro alto, puedes repetir la dosis. Evita echar todo de golpe intentando eliminar 100% del exceso en un solo paso, porque podrías pasarte. Más vale neutralizar hasta un punto seguro (digamos bajar de 10 ppm a 3 ppm) y luego dejar que el resto baje naturalmente, que pasarse y caer a 0 ppm (lo cual requeriría agregar cloro de urgencia para no dejar el agua sin desinfección).

Importante: Después de usar cualquier neutralizador químico, verifica también el nivel de estabilizante (CYA) si usas cloro estabilizado. Estos productos neutralizan el cloro activo, pero no tocan el ácido cianúrico. Por tanto, si tu piscina tenía, digamos, 50 ppm de CYA antes con 10 ppm de cloro, cuando neutralices el cloro seguirás teniendo 50 ppm de CYA en el agua. Un nivel alto de estabilizador reduce la efectividad del cloro futuro; así que tras bajar el cloro, asegúrate de que el CYA esté en rango (30–50 ppm típicamente). Si el CYA está alto, tal vez necesites diluir parte del agua (método explicado antes) porque el estabilizador solo se baja reemplazando agua.

Prevención: ¿Cómo evitar sobredosificar cloro en el futuro?

Una vez que has logrado regresar el cloro a un nivel adecuado, es conveniente tomar medidas para que no vuelva a ocurrir una sobrecloración indeseada. Algunas recomendaciones para el mantenimiento preventivo:

  • Mide con regularidad y con paciencia: Realiza test de cloro y pH al menos una vez por semana en temporada de uso intensivo. Si acabas de ajustar químicos, espera el tiempo suficiente antes de medir de nuevo. Muchos falsos “excesos” ocurren por medir inmediatamente después de clorar y ver un valor altísimo, cuando en realidad ese cloro activo aún no ha tenido tiempo de hacer efecto y bajar solo. Sigue las instrucciones de tu kit de análisis respecto a tiempos de espera tras añadir químicos.

  • Dosifica acorde al volumen y necesidad: Calcula bien los litros de tu piscina y agrega las dosis de cloro recomendadas para ese volumen. Si necesitas hacer un tratamiento de choque, sigue las indicaciones del producto (por ejemplo, algunos requieren elevar a 10 ppm por 24 horas). No “adivines” ni eches por si acaso de más. En cloro, exceso puede significar desperdicio y problemas.

  • Usa cloro estabilizado con moderación: El cloro estabilizado (como tabletas de tricloro o dicloro granulado) es muy conveniente porque el estabilizador evita que el sol lo destruya rápidamente. Pero a largo plazo, el ácido isocianúrico acumulado puede bloquear la eficacia del cloro. Una estrategia es alternar: usa cloro estabilizado en verano a dosis normales, pero si necesitas hacer shock o incrementos grandes, utiliza cloro no estabilizado(hipoclorito cálcico o líquido) para no sumar más CYA del necesario. Así previenes tener que sobreclorar porque el estabilizador esté frenando al desinfectante.

  • Considera desinfectantes alternativos o complementarios: Hoy en día existen sistemas que permiten mantener la piscina cristalina utilizando menos cloro. Por ejemplo, instalaciones de luz ultravioleta (UV) en el circuito de filtración eliminan gran cantidad de gérmenes cuando el agua pasa por la cámara UV, reduciendo la demanda de cloro. Generadores de ozono también pueden incorporarse, logrando oxidar contaminantes orgánicos y requiriendo solo un residual mínimo de cloro para mantenimiento. Otro método popular en piscinas residenciales es el tratamiento con bromo en vez de cloro; el bromo no produce olores fuertes y se mantiene eficaz incluso a pH más altos, aunque es más costoso y su residual también hay que controlarlo para que no sea excesivo. Si tienes alergia o sensibilidad al cloro, el bromo puede ser una opción. Finalmente, el llamado “oxígeno activo” (que usualmente es peróxido de hidrógeno o monopersulfato potásico) se puede usar como oxidante regular; algunos lo emplean semanalmente para complementar una cloración ligera, evitando picos de cloro. Estas alternativas pueden instalarse o aplicarse según el caso, siempre siguiendo las recomendaciones profesionales para no quedarse sin desinfección.

  • Automatiza la dosificación si es posible: La tecnología puede hacer más seguro el mantenimiento. Un regulador automático de ORP/cloro y pH ajustará constantemente la inyección de cloro (o activación del clorador salino) para mantener niveles constantes. Estos dispositivos miden el agua en tiempo real y añaden dosis pequeñitas solo cuando hace falta, evitando tanto la subcloración como la sobrecloración. Si tu piscina es de uso frecuente o no puedes estar pendiente cada día, invertir en un sistema de este tipo aporta tranquilidad y ahorra químicos a largo plazo. Igualmente, revisa periódicamente que el sensor funcione bien y calibrado, para que las lecturas sean fiables.

En conclusión, lidiar con un exceso de cloro requiere inicialmente paciencia y las medidas correctivas mencionadas (desde no echar más y esperar, hasta neutralizar químicamente si urge). Lo ideal es combinar varias estrategias: por ejemplo, detener el aporte, abrir la cubierta para que dé el sol, y si el nivel está muy alto, quizá además añadir un neutralizador o diluir un poco el agua. Siempre prioriza la seguridad: no uses la piscina hasta que el cloro esté dentro de rangos seguros y el pH equilibrado. Una vez resuelto el problema, implementa las prácticas preventivas para que el agua se mantenga balanceada. Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de una piscina limpia y saludable sin sufrir los efectos de demasiado cloro en adelante.

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